20/06/07

De cómo descubrí a Polanquito

Antes de seguir con la segunda parte del capítulo anterior, quisiera contarles acerca de un personaje infaltable en este viaje: Polanquito.

Polanquito viene de polaco (oriundo de Polonia para los que no saben)y lo llaman así desde muy pequeño por su casi transparente piel y cabellos claros. El modo cómo lo "descubrí" fue casi risible o tal vez común, es decir no se piensen que el encuentro estuvo lleno de surrealismo, no. Todo lo contrario. Polanquito es un hombre sencillo, genio, simple, ídolo, modesto, sabio, capaz, humano; es lo uno y lo otro y lo del otro también.

La primera vez que vi a Polanquito fue a través de una ventana. Yo caminaba apresurada por una vereda mojada de París y él fumaba un cigarrillo en un café de aquellos tan tradicionales que existen por allá. Su imagen me impresionó al punto de hacerme detener en medio de la calle, cruzar la pista y pararme en frente de esa ventana para ver de cerca a este personaje tan particular.

Al verme me invitó a entrar, compartir un café y más que eso...su vida. Escucharlo contar todas esas historias era como vivir cada momento de su vida. Polanquito lleno de canas y líneas que expresan más que el paso del tiempo, me enseñó el valor que le daba a todo, el valor que le daba a nada, lo bien que se siente vivir y dejar vivir.

Yo, una mujer con la cuarta parte de su vida, no tenía más que escuchar y preguntar, era como un libro más que abierto, una biblioteca popular dispuesta a compartir sus páginas, letras y fotos...y así pasaron dos, tres, cuatro, cinco horas y seis cafés y el sueño no llegaba ni el cansancio nos mataba; Polanquito y yo hicimos un pacto: aprender uno del otro, yo con mis dudas y prontas respuestas, y él con sus experiencias y falsas caídas.

TQM

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiga me parece o es de tu abuelito de quien hablas! Linda historia y linda la forma cómo lo ves tú a él :)

Anónimo dijo...

Y si así es Polanquito, yo imagino cómo debe ser Chio...increíble simplemente

Anónimo dijo...

... y ahora, despues de tomar impulso, que nuestro Polanquito agite sus alas y emprenda el vuelo interminable...
... para posarse, de vez en cuando a observarte, y decirte te quiero al oido